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"No vemos las cosas tal cual son... las vemos tal cual somos"

lunes, 23 de diciembre de 2013

Heroidas (Fragmentos)

Penélope a Ulises

"Es que el amor está hecho todo de temores y de inquietudes"

"No contestes, se tu la respuesta"

Filis a Demofonte

"Si contaras los días, como lo hacemos quienes amamos, verías que a mi queja no se le puede tachar de intempestiva. ¡Cómo se ha negado a abandonarme mi esperanza! ¡Cómo nos resistimos a creer cosas que, por creerlas, nos lastiman! Ahora me hieren, a mi pesar, pues te sigo amando."

"Lloro porque tus promesas fueron mentirosas"

"Tuve fe en tús lagrimas ( ¿cómo iba a saber que también las lágrimas pueden aprender a mentir, que hay quien las pueda derramar artificiosamente, según un designio premeditado?) ; también tuve fe en los dioses. ¿Y de qué me han servido tantas prendas de confianza? No eran precisas tantas para engañar mi inocencia."

Briseida a Aquiles

"La carta que lees, trabajosamente escrita en griego por esta mano de bárbara, te llega de Briseida, la esclava que te fué robada; todos los borrones que veas en ella los habrán hecho mis lágrimas....Pero también las lágrimas tienen su elocuencia."

Fedra a Hipólito

"Tres veces he intentado hablarte, y tres veces he sentido mi lengua paralizada e impotente; tres veces ha huído de mi boca la palabra; el pudor, mientras hay lugar para él, ha acompañado al amor; ahora, lo que el pudor me impidió decir, el amor me obliga a escribirlo, y peligroso es desdeñar lo que Amor ordena, porque él reina, y su imperio avasalla a los mismos dioses soberanos"

"¡No más tardanzas! ¡Apresura el instante de nuestra unión! ¡Qué amor tan cruel hoy para mi, sea dios benévolo contigo!
Ya ves cómo no me avergüenzo de rogarte, rendida y humillada.¡Ay! ¿En dónde está ahora mi altivez? ¿En dónde mis palabras orgullosas? Todo eso se ha desvanecido. Y sin rendirme a la culpa, como si en el amor hubiera seguridad alguna. Mírame; estoy vencida, y tiendo a tus rodillas mis manos de reina, mis manos implorantes. Para el que ama, no existen ya las reglas de decoro. Ya no existe el pudor; ha huido de mí, ha abandonado su imperio. Ten indulgencia para mis palabras, y domina la dureza de tu pecho."

Enone a Paris

"Desde la cima del Ida una ninfa escribe estas palabras para que las lea Paris, que es su esposo, aunque él niegue serlo. ¿Quieres leerlas? ¿O acaso te lo impide tu nueva esposa? ¡Léelas!"

"¿No era demaciado? ¿Por qué, pues, me quedaba alli, en mi extravio? ¡Una infame amante se reclinaba estrechamente contra tu corazón! Entonces comencé a estrujar mi seno y a golpear mi pecho, a destrozarme con las uñas de mis manos crispadas las mejillas bañadas en llanto, a llenar el Ida sagrado con mis gritos angustiosos, y alli, a sus peñas queridas para mi, corri a ocultar mis lágrimas. ¡Ojalá asi sufra Helena algún da, ojalá asi llore, abandonada de su esposo, y que saboree entonces la misma amargura que a mi me ha causado!"



Dido a Eneas

"¡Qué distinto eres tú de tu madre, la diosa de los Amores!  A ti te han engendrado las rocas, los robles que crecen en los altos peñascos, las fieras sin entrañas, o ese mar, que ves ahora agitado por los vientos, y que, sin embargo, te aprestas a cruzar, desafiando el furor de sus olas!"

Ariadna a Teseo


"Brillaba la luna; procuro, a su tenue luz, distinguir algo más que las playas, pero a mis ojos no se ofrece otra cosa que la orilla del mar; corro, sin tino, de un lado a otro, y la arena profunda entorpece mis frágiles pies. "¡Teseo!", gritaba a lo largo de la ribera, y sólo me contestaba el eco de las cóncavas peñas; siempre que yo te llamaba, te llamaban conmigo las rocas; parecía como si ellas se compadeciensen de mi dolor y quisiesen prestarme su ayuda"

"Pero quedé más fria que el hielo, y casi sin vida; no obstante, el dolor no me deja exánime por mucho tiempo; me excita, punzante, me excita y me hace llamarte"

Medea a Jasón

"Entonces te miré, entonces comencé a conocerte; ése  fué él principio de la ruina de mi vida. ¡Te miré, y sucumbí! Y me inflamé en un amor extraño, como arden las hachas de pino en los altares de los dioses excelsos. Tu belleza y mi sino me arrastraban fatalmente. Robaste con tus ojos mis miradas. Y tú, pérfido lo comprendiste; pues ¿quién es capaz de ocultar el amor? El amor es un fuego que estalla, y sus señales lo 
traicionan."

Leandro a Hero

"¡Ay de mi! ¿Por qué, si nuestros pesnamientos están juntos, nos separan las olas? Si los dos formamos una sola alma, ¿por qué no podremos estar en una misma tierra?"

"No siempre te tengo a ti, pero siempre ésta conmigo mi ansiedad"


Hero a Leandro

"Más son los temores del ausente, a causa de su misma lejania. ¡Felices aquellas que, estando cerca de su amado, pueden conocer las culpas verdaderas, y desechar las falsas. A mi me lastiman afrentas irreales y no puedo conocer las verdaderas, e iguales son las heridas que ambas ideas me causan!"

Aconcio a Cidipe

"Si te hago sufrir al amarte, ahora mismo declaro que sin cesar te haré sufrir, y te perseguiré, aunque me seas esquiva, te perseguiré hasta el fin"

"Déjame aparecer, bañado en llanto, ante tu presencia; deja que mis lágrimas añadan su propia elocuencia; déjame tender mis manos sumisas, como suelen hacer los esclavos cuando temen los crueles azotes, hacia tus rodillas"

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