Mirna miro exaltada por la ventana, el trueno había caído no muy lejos de su cabaña. La vela, que alumbraba débilmente las paredes que hace mucho habían sido vestidas por el moho, se rendía y condenada por su misma luz desaparecía dejando la cera como señal de su corta vida, la oscuridad se apodero de la habitación y la luz plateada de la luna era lo único que alumbraba el rostro cansado de Mirna; cerro los ojos como cuando era niña y se asustaba de las tormentas, las finas lineas que delataban su edad se formaron alrededor de ellos.
Tardo más de 15 minutos en entender que necesitaba prender otra vela, se levanto pesadamente de la mecedora y acomodo un mechón suelto de su blanco cabello atrás de su oreja, con cada paso lento que daba su cuerpo se quejaba pidiéndole que dejara de luchar y se venciera a su destino inevitable.
-¡Ayudenme! - una voz débil y teñida de miedo la interrumpió de sus achaques. Ella camino lentamente hacia la pequeña niña que, igual que un animal salvaje, se encontraba temblando en un rincón húmedo de la cabaña.
-Tranquila pequeña todo estará bien. - Los ojos grises de la niña se abrieron dejando salir las lágrimas que desde hace varias horas se negaban a cesar.
Mirna tomo una vieja pero hermosa esquirla de diamante que la hizo rendirse al llanto, a paso aun mas lento se acerco a la niña que había quedado paralizada de terror; tomo el objeto brillante entre sus manos y con gritos guturales lo clavo en el corazón de la pequeña, sin pensarlo dos veces alineo su pecho contra el de la niña y se acerco para así poder hundir en el corazón de ella la mitad restante, sus miradas se oscurecieron para así cambiar sus almas, un minuto después la niña desenterro la esquirla de ella y miro como sanaba su herida, se acerco al cuerpo de la vieja y curo el corte de su pecho.
-¿Vez?, te dije que todo estaría bien, ahora solo tienes que hacer lo mismo buscar un cuerpo.- Y con estas palabras Mirna salio saltado como la niña de 8 años que era de la cabaña.
Mel ♥
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